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Cuenta la legendaria historia que hace ya mucho tiempo el Sol, al sentirse tan sólo en el cielo, deseaba entender de qué forma era vivir en la Tierra. El Sol quería disfrutar de largos paseos por los prados, quería saber lo que se sentía al tumbarse en la arena de la playa, quería descubrir el respirar aire limpio parajes naturales… deseaba poder bajar si bien solo fuera un día y poder disfrutar de aquello que él observaba siempre desde lo alto del cielo. Afanoso de poder cumplir su deseo, le pidió a la Luna que le sustituyera por un día y que ocupara su sitio en el centro del Universo. Su amiga accedió advirtiendo al Sol que lo haría sólo si el favor durara un momento.
El Sol, deseoso de rememorar las vivencias de un planeta que sentía lejano, tuvo que seleccionar de entre todos los seres vivos que habitamos en la tierra la opción mejor para lograr disfrutar de su instante de gloria sin que fuera descubierto. De entre todos nosotros, el Sol tuvo muy clara su decisión: por su majestuosidad y elegancia, escogió adentrarse en el cuerpo de una hermosa gata negra.
De esta forma , un día muy soleado de verano, la Luna se aproximó al Sol hasta poder cubrirlo poco a poco. El Sol, en el cuerpo de la gata negra, pudo cumplir su sueño: recorrer y gozar de los más bonitos rincones de la Tierra. Tal fue la emoción y el disfrute del Sol que se olvidó por completo de la promesa que le había hecho a su la Luna: que su estancia en la Tierra debía ser momentánea.
La Luna, cansada de esperar a que el Sol ocupara de nuevo su posición en el cielo, se retiró sin avisar a su amigo el Sol. Cuando el Sol se dio cuenta de este hecho ya era demasiado tarde, lo cuál provocó que el Sol saliera corriendo hacia el Cielo, y tan rápido huyó, que dejó unos rayos de su bella luz en el pelaje de la gata. Así, la preciosa gata negra quedó con un pelaje lleno de destellos de luz. A partir de esta hembra, todas sus crías nacieron con rayitos de luz anaranjados y destellos dorados en sus mantos. A su vez, el Sol también dejaría en la gatita negra y en su descendencia toda su sabiduría y magia. Este es el motivo por el cual, hoy por hoy no existen 2 gatas carey iguales. Todas y cada una de ellas cuentas con un pelaje diferente.
Esta es la historia por la que se dice que por este hecho, los gatos carey se les atribuye que cuentan con características mágicas, ya que atraen la buena suerte y las energías positivas.